lunes, 4 de abril de 2011

De pasada

De pasadita, sólo digo "hola",
así vivo, ahí vivo, en la pasadita.
No me imagino en una grieta,
porque ellas no se mueven.
Así, rodando, me encuentro muchas cosas
pero nunca puedo conservar nada.

No poseo ni siquiera mi gravedad,
y pareciera que no soy dueña de las otras piedras que piso.
Y no es mediocre quien, de vivir de pasadita,
pasa a la pasada, al mero paso.

La ira es mi "reset",
el impulso imaginario de la vena verde
borra todas las migajas parietales
que se traducen en el movimiento de mi puño
y la languidez cerebral.

No rueda el tiempo de calidad,
pero se que vivo mucho,
pero se que bebo mucho,
pero se que pierdo mucho
tiempo.

domingo, 6 de marzo de 2011

Alistamiento

Me enrolé en tus sábanas,
las tardes libres del café
y el desorden de tu cuarto.

Apunté diez batallones más
en el hueco entre tu pared y tu cama.
Una alfombra improvisada,
sólo en eso cupe yo,
una trinchera de polvo y algodón.

María

Aquellos hombres fueron más fuertes que ella.
María ya no es tuya, José de Jesús,
la han matado, te la han matado.
María ahora está muerta para tí,
muerta como las ruinas del lomerío.
Te la han matado, José de Jesús.
El diablo reventó la tierra.

domingo, 3 de octubre de 2010

Tú, loco solo...


Tú, loco solo, únicamente seleccionado por la discreta pluma. Por una oscura complacencia morbosa, disfrutas oyendo mis quejas. Nunca has pensado en lo responsable que eres tú mismo de tus actos. No soy yo la que actúa, eres tú quien se escuda en mi actuación en ese escenario sucio del que te crees autor, amo y señor. Tu tarjeta de presentación tiene la firma de la suerte, con tinta vieja. Y llega el momento de tu cobranza, siniestra, esa que silenciosamente me castiga por la ayuda que de tí he obtenido. Y entonces no puedo escapar de tus miserables exigencias, que se jactan de ser buenas, cuando no pretenden otra cosa que arrastrarme a tu propia perdición, sin excluírme de tus planes en los que la colonización de los respetables, el arrastre de los responsables y la perdición de las almas más torpes en malicia, son tu titulación profesional. No me preocupan tus clases, no me interesan tus evaluaciones y aprobaciones, no me importan tus devaneos ni idilios fugaces de tren ligero, así como a tí no te importa mi vida, más que para buscar el lado vulnerable por donde tirar la mordida ponzoñosa que me entumece el alma y hace vibrar mi corazón como falso impulso mío.

En eso eres maestro, en eso evolucionó tu gen docente, herencia de padres en extremo buenos, resulta una perversión en extremo mala, por aquélla torpe rebeldía que las letras te regalaron, con esa necesidad de insolencia con que te enseñaron a interpretar. No te ungieron de autoridad, así que la arrebatas con sarcasmos inefables y silogismos absurdos, que nadie enfrenta como a gigantescos dragones sino como a mínimas molestias capaces de hacer torcer el gesto y estimular poquísimas ganas de refutarte. Pero no te creas protagonista de esta cuartilla, pues de los tuyos hay tantos como letras en todo el periódico y mediocridad del mundo.